Una acción es una experiencia directa, un impacto, no te deja indiferente. Una acción es una propuesta nueva para los sentidos. Un conjunto de percepciones de entrada inconexos pero eso provoca una cierta inseguridad. Si tenemos la paciencia de observar todo lo que se despierta en nuestro interior, o bien lo recibimos, o bien intentamos buscarle una explicación. Necesitamos entender, relacionar las diversas percepciones. La dificultad está en mantener la atención en el sentimiento. El arte no se dirige a la razón, se dirige al sentimiento. Sólo basta observar lo que sentimos y después meditar, pensar. El sentimiento que se ha generado en nuestro espacio interior evoluciona, crece y, acaso, dará frutos en un futuro próximo o lejano.

Esta acción de Pep sugiere un proceso de transformación a través del movimiento, del ritmo. ¿Qué hacemos aquí en la tierra, en este cuerpo hecho de sal? ¿Es un cuerpo muerto? ¿Una roca? ¿Un grano de polvo perdido en el inmenso espacio? ¿O es un ser vivo? ¿O acaso un libro abierto escrito en un idioma que no entendemos? En el hacer rítmico, comenzamos a descubrir este lenguaje: el arte. El arte como lenguaje de la tierra, lenguaje que habla en nuestro espacio interior y que después compartimos en forma de obra artística: pictórica, escultural, musical, acción…

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